La unión de dos mundos

Cuentan que, a principios del siglo XIX, durante una expedición hacia los confines del mundo, el joven naturalista inglés Charles Darwin descubrió que los pueblos tehuelches y selk’nam consumían un misterioso fruto salvaje: una baya dulce y de color azul profundo que crecía en espinosos arbustos y que, además de alimento, lo empleaban en sus rituales.


Sorprendido por su buen sabor, recolectó una buena cantidad con la idea de llevarlo al viejo continente. Para que el fruto se conservara, colocó una parte en las vasijas de gin que llevaban para consumo de la tripulación. Días después abrió una de ellas y tuvo curiosidad por probarla, encontrando que su contenido ahora lucía un intenso color violáceo y un exótico aroma y sabor.


Charles y sus frutos atravesaron los océanos y retornaron a Shrewsbury, Inglaterra. Ansioso, fue con su hallazgo a visitar a un conocido maestro destilador del lugar quién, luego de probarlo, agregó las bayas a una de sus recetas de gin.

Comentan que aquella fórmula tuvo tanto éxito que acabó en poco tiempo con todos los frutos que tenían. Las dificultades de la época para obtenerlos hicieron imposible seguir produciendo la célebre receta.


Casi dos siglos después, como tributo a los exploradores de la Patagonia y a nuestros pueblos originarios recreamos la antigua fórmula incorporando aquel mágico fruto, el calafate, a nuestro gin.



MA'HAI: el espíritu de la unión de dos mundos.

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